miércoles, 3 de octubre de 2007

ALCOCER, ALGUNAS NOTAS HISTORICAS

Alcocer es nombre árabe y significa “pequeño palacio” (lo mismo que Alcocer, en Alicante, y las variantes Alquézar en Aragón y “alcazar” en el resto de España). Su fundación hay que situarla durante la dominación musulmana (siglos VIII-XII), pués no consta que hubiese allí ningún asentamiento anterior.

En tiempos prehístoricos, las tierras alcarreñas entre el Tajo y el Guadiela estuvieron habitadas por tribus celtíbéricas, de las que no ha quedado prácticamente rastro en la zona. En el siglo pasado J. Catalina encontró un hacha de piedra por el término de Pareja, lo que por si sólo no da píe a conclusiones.
Durante la dominación romana (S. II a.C. - S. IV p.C.) esta zona perteneció a la provincia Tarraconense, cuya capital era Tarragona. No debió estar muy poblada, pero la pervivencia de nombres latinos hace suponer que hubo asentamientos. Así, por ejemplo, Juliana (actual Illana) pudo ser una villa o pago romano; actual Chillarón (del latín “cillere” o “cella”=almacen); Parelia (actual Pareja). Y prácticamente ningún topónimo más que pueda tener origen romano. El resto de los nombres de la zona tiene claro origen árabe o castellano.

Tras el asentamiento de los Godos en la península, esa zona entre el Tajo y el Guadiela, perteneció, como el resto de la Alcarria, al reino visigodo de Toledo. Atanagildo ya había fijado su residencia en esta ciudad (año 554), pero fue Leovigildo quién la hizo capital del reino (568). Comprendía La Mancha, la Alcarria y casi toda Castilla la Nueva, desde la cordillera Carpetana hasta la sierra de Alcaraz, y desde Cuenca hasta Extremadura; Galicia y Lusitania quedaban todavía en poder de los Suevos; Andalucía y Levante en poder de Hermenegildo; Cataluña pertenecía a la antigua provincia de la Galia Narbonense; el resto de territorios de la Península no habían sido dominados. Recaredo unificó el reino de Toledo y le dió su constitución político-religiosa (III Concilio de Toledo, año 589). Sus territorios conocieron tiempos de esplendor y contaron con el grupo de escritores más importantes de la época (San Leandro, Isidoro de Sevilla, Julián de Toledo, etc.). La Alcarria no fue olvidada: en ella se fundó Recopolis (dedicada a Recaredo) y se mantuvieron Guadalajara (Arriaca) y Huete (Opta). Recopolis desapareció durante la dominación musulmana, fundándose en su lugar la actual Zorita. Desde hace algunos años se están haciendo excavaciones en las ruinas visigodas. Tariq (711) conquistó Toledo y su territorio, favorecido por los partidarios de Witiza y por la huida de las autoridades visigodas. El antiguo reino de Toledo (y por tanto la Alcarria) pasó a depender de Córdoba, con la que tuvo frecuentes relaciones conflictivas. En síntesis puede decirse lo siguiente: durante el siglo IX el emirato toledano se independizo de Córdoba, mediante el pago de tributos; Abderramán III lo volvío a someter en 929, conociendo luego un tiempo de esplendor con la reorganización de Al-Andalus; al desaparecer el califato de Córdoba, Toledo y sus territorios pasaron a ser reino de Taifas independiente (1035); en esta situación permaneció hasta la muerte de su último emir, Al-Mamun, y la conquista por Alfonso VI de Castilla (1085).
Durante el periodo de de conquista y asentamiento musulmán. Tariq y Muza repartieron los territorios ocupados entre los árabes y beréberes que habían colaborado a la conquista. El reparto se hizo a guerreros destacados, a familias o incluso a tribus enteras. Los territorios de Cuenca y Guadalajara (con las Alcarrias) a manos de las familias Hawara y Madyuna para su control y repoblamiento. Allí se establecieron sólo guarniciones en los pasos más difíciles (Alcocer pudo ser una de ellas); pero también establecieron alquerías para atender a las tareas agrícolas y posadas de camino, que luego -en algunos casos- dieron origen a aldeas y pueblos. Esto fue más frecuente en las zonas fértiles y comerciales (por ejemplo Levante), pero también se dió en los páramos altos alcarreños, como Alaminos (alquería de la familia Al-Fahmin), Alique (alquería de la familia Al-Hakam), Alocén (pequeño fuerte), etc.

Por los geógrafos musulmanes sabemos que los conquistadores se adptaron inicialmente a las divisiones administrativas romano-visigodas con que se encontraron. Pero esto sucedió sólo en ciertas demarcaciones. La meseta norte fue conquistada facilmente y en ella se asentó el dominio musulmán, sin necesidad de restablecer las antiguas divisiones. Las tierras próximas al Tajo, entre Zorita y Oreja fueron ya consideradas por los geógrafos árabes como partes de una comarca caracterizada: la Alcarria, desde el sur del Tajo hasta las tierras de Huete. Pese a que esta zona mostraba fuertes contrastes geográficos, no fueron tanto los valles profundos y frondosos los que más llamaron su atención, sino los páramos altos y también más áridos. Por ello la denominaron “Alcarria”, es decir: “terreno alto, raso y con poca yerba”, según la etimología más comúnmente aceptada por los arabistas (hay también quien cree que viene de “alquería, por las muchas casas de labranza con las que debió contar; incluso de ha pensado, sin ningún fundamento, que proviene de una raiz vascuence). Lo cierto es que el significado más admitido coincide con la imagen dominante de la zona: terrenos sedimentarios lacustres de finales del mioceno, con calizas, arcillas, margas, yesos y areniscas, que suelen dar una vegetación de monte bajo, carrasca y roble.

El geógrafo árabe El-Istahari nos describe cómo quedó organizada la Alcarria durante el periodo de asentamiento musulmán, con los siguientes distritos: Santaver, que comprendía una zona montañosa con vegas arboladas y terrenos para ganadería y cereales, con una amplia extensión que abarcaba las comarcas de Cuenca, Huete, Uclés y otras; Recopolis, que pronto desaparecería para dar paso a Zorita, con plaza fuerte y una zona no demasiado extensa de tierras fértiles a ese lado del Tajo; Guadalajara, también fortificada y cuyo territorio llegaba hasta la cadena de montañas “que separan las dos Españas”, como dice el también geógrafo árabe Al-Razi (se trata del Sistema Central, pues los árabes distinguían entre Castilla y España, formando ambas las dos Españas).

Alcocer perteneció en esta época (siglos VIII-IX) al distrito de Santaver (despoblado situado encima de la actual Ercávica, Cañaveruelas), con toda la zona entre el Tajo y el Guadiela. Era Santaver una excelente fortaleza, hoy desaparecida, enclavada en un cerro de fácil defensa y rodeado por el foso del Guadiela, poco antes de su unión con el Tajo. Controlaba, junto con las plazas fuertes de Cuenca (Hins-Conca), Huete (Wabba) y Uclés, toda la Alcarria al sur del Tajo hasta la Mancha. Este amplio sector estaba atravesado por una ruta de Zaragoza a Córdoba, de donde su importancia estratégica.

Los beréberes se habían establecido allí ya desde comienzos de la ocupación, sobre unos restos de población romana. Durante ese mismo periodo, se da un retroceso de los musulmanes hasta la línea del Duero, presionados por el reino de León y el Condado de Castilla. En los siglos siguientes (IX-X) Abderramán III y Almanzor reorganizaron sus posiciones defensivas y establecieron varias líneas de frontera. Para la primera, de choque, fortificaron Gormaz, Calatañazor, Berlanga, Almazán, Soria y Agreda. A su retaguardia establecieron la segunda frontera conocida como Marca Media: Medinaceli, Guadalajara, Atienza y, por el Tajo, las plazas nuevamente fortificadas de Zorita (854), Santaver (912), Huete (939) y Uclés, también en el siglo X. En esta reorganización -mas defensiva que expansiva- surgieron posiblemente nuevas poblaciones; pero, sobre todo, se desarrollaron núcleos urbanos ya existentes, que por su importancia militar incrementaron su población y su alfoz (término o territorio). Durante esta segunda fase (siglos IX-X) Alcocer y la zona entre el Tajo y el Guadiela
siguieron perteneciendo al distrito de Santaver; pero la constitución de la Marca Media tuvo algunas consecuencias. Los amplios territorios alcarreños pasaron a manos de la familia del emir Muza Ibm Di-L-Nun y, al morir éste (año 908) se repartieron entre sus hijos: Yahya se quedó con Huélamo, desde los Montes Universales hasta Cuenca; Mutarrif con Huete y un amplio territorio hasta la orilla del Guadiela; Fath con Uclés hasta Tarancón y Mutarrif y Fath mutuamente compartieron el dominio de Santaver, incluida la zona entre el Tajo y el Guadiela (y por tanto Alcocer).
La constitución de la Marca Media tuvo también otras consecuencias para las tierras al sur del Tajo. Incialmente la herencia de Muza Ibm Di-L-Nun corrió una suerte desigual y su hijo Mutarrif acabo siendo el más beneficiado. Se instaló como emir de Huete (908), agrandó sus fortificaciones, organizó una corte propia y atrajo nuevos colonos a sus tierras. Más ambicioso que sus hermanos, se hizo también con el gobierno de Guadalajara, tras la sangrienta batalla de Simancas (939) contra Ramiro II de León y el conde de Castilla Fernán González. Con ello consiguió controlar un amplio territorio y
ocupar un lugar preeminente en su familia. Santaver comenzó a perder importancia en favor de Huete (de hecho, la decadencia de Santaver fue tan rápida que en el siglo XII había pasado practicamente al olvido); Huélamo quedaba cada vez más aislada entre los Montes Universales y las serranías conquenses; la misma Cuenca no era entonces más que una fortaleza con poca población y actividad en los centros de poder; sólo Uclés mantenía su importancia. Todas estas tierras de la Marca Media seguían dependiendo de Córdoba; pero gobernadas por emires de una misma familia, fueron adquiriendo mayor cohesión política y territorial. Ello llevo también a colonizar mejor sus tierras y a ampliar las explotaciones agrícolas, roturando y plantando (vid, olivo, cereales) en tierras menos fértiles de los páramos. Quizás también entonces aparecieron nuevas alquerías o poblados en la zona entre el Tajo y el Guadiela.

A comienzos del siglo XI todas estas comarcas que formaban la Marca media pasan a ser un reino de Taifas independiente de Córdoba. En 1009 los ibn Di-l-Nun se unieron para sublevarse contra el califato. A su frente se puso el emir de Uclés, Ismail ibn Di-l-Nun, que se proclamó emir independiente, estableciendo su corte en Toledo. Este emirato toledano existió hasta su conquista por Alfonso VI de Castilla (1085). Durante los 70 lasgos años de su existencia conoció largos periodos de calma y prosperidad, perturbados sólo por incursiones esporádicas de los cristianos. Baste recordar que las relaciones de este emirato con los cristianos más belicosos entonces (Castilla León) fueron tan buenas, en general, que el último emir de Toledo (Al-Mamun) accedió a que su hija Zaida se casase con Alfonso VI e incluso le dío, al parecer, una amplia dote en territorios alcarreños (aunque esto está rodeado de leyenda).
Durante este periodo de emirato toledano (siglo XI) siguió perdiendo importancia Santaver y sus territorios pasaron muy probablemente a engrosar el ya amplio alfoz de Huete. Dos datos avalan esta hipótesis: a) Huete siguió engrandeciéndose, hasta el punto de que, durante la crisis almoravide (1118 y siguientes) el geógrafo Idrisi la califica de “ciudad grande”, mientras que a Cuenca, por ejemplo, sólo la llama “pequeña” y Santaver ni la menciona; b) cuando los castellanos reconquistaron la zona y comenzaron su repoblación con nuevos repartos (siglo XII), el rey castellano Alfonso VII adjudicó diversos lugares como Alcocer, Córcoles, Pereja y otros, que siempre son mencionados
en las escrituras de donación como “aldeas de Huete” (Huepte en los textos romances, Opta en los latinos). Todo ello hace suponer que, ya bastante antes de estas donaciones, las tierras y poblaciones entre el Tajo y el Guadiela habían pasado a formar parte del territorio o alfoz de Huete. Por tanto tenemos que: Alcocer es población de origen árabe o bereber; que fue fundada de nueva planta y no sobre asentamientos anteriores; que es probable que su fundación date de los siglos VIII-IX, como fortificación para controlar los pasos estratégicos del Guadiela; que desde su fundación formó parte del sistema defensivo y colonizador de la Alcarria norte, encuadrada en el distrito de Santaver. Tras constituirse la Marca Media pasó probablemente a ser una población amurallada y amplió el territorio bajo su control y explotación (siglo X). Que en ese mismo siglo pasó a manos de Muza ibn Di-l-Nun y luego a su hijo Mutarrif y que siguió perteneciendo al distrito de Santaver y al califato de Córdoba; que en el siglo XI perteneció al emirato independiente de Toledo; que en ese mismo siglo pasó casi con certeza, al territorio o alfoz de Huete; y que es muy dudoso que formase parte de la dote de Al-Mamun de Toledo dió a su hija Zaida para su matrimonio con Alfonso VI de Castilla. Con ello estamos ya en la segunda mitad del siglo XI.

La reconquista y repoblación cristiana de estos territorios es ya mejor conocida y ha sido incluso estudiada por algunos (J. Catalina, en el siglo pasado; J. Rodríguez hace algunos años; etc.).

A la muerte de Al-Mamun (1075) intentó sustituirle al frente del emirato toledano Al-Qadir. Hubo diversas revueltas y finalmente Alfonso VI de Castilla, que era yerno de Al-Mamun y se consideraba con derechos sobre Toledo, se decidió a intervenir. Tomó la ciudad en el año 1085, pero no ocupó entonces todo su territorio: Al-Qadir huyo a Cuenca y se hizo fuerte en ella, lo mismo que sus descendientes. Entre 1085 (toma de Toledo) y 1177 (toma de Cuenca) tuvo lugar la reconquista de los territorios ya mencionados al sur del Tajo. Por tanto, Alcocer siguió durante un tiempo en manos musulmanes, como otras poblaciones.

Una larga tradición pretende que las comarcas de Cuenca, Huete y Uclés constituyeron la dote de Zaida y, por tanto fueron de Alfonso VI de Castilla, aun antes de que este conquistase Toledo. Pero esto no parece cierto y lo más cercano a la realidad es que esas tierras fuesen conquistadas entre fines del siglo XI y a lo largo del XII. Eran zonas con amplios despoblados que servían de zona fronteriza con varios reinos cristianos y que durante decenios fueron tierras de nadie. Casi con seguridad fueron encomendadas a Alvar Fañez, lugarteniente del Cid y mencionado en el Cantar.Pero éste, en sus correrías, no conquisto todas las poblaciones y comarcas. Si que tomó Zorita y se estableció en ella (hay documentos en los que se firma “señor de Zorita”). También existe una vieja tradición en muchos pueblos de la Alcarria, según la cual Alvar Fañez fue su conquistador; Huete está asentado sobre un cerro que se llama “de Alvar Fañez”; y en la misma Alcocer existía -o todavía existe- una puerta que lleva el mismo nombre.
Lo cierto es que el reparto y repoblación cristiana de esas tierras se inició en el siglo XII y, más concretamente en su segunda mitad reinando Alfonso VII. El rey se solía reservar para su patrimonio las ciudades; las villas (poblaciones con concejo independiente) y aldeas (dependientes de villas o ciudades) las iba repartiendo entre sus gentes para que las repoblasen y defendiesen, en régimen de “señorio”. Como no se disponía todavía de una organización político-administrativa desarrollada, se aprovecho con frecuencia la única estructura que se tenía a mano: la red de obispados y monasterios que se iban restaurando con el avance de la reconquista o que se iban creando de nueva planta. De este modo no es extraño que la mayoría de las donaciones y repartos de esta época se hicieran a iglesias y monasterios y que la mayoría de la documentación que se nos ha conservado tenga este carácter “eclesiástico”, lo que daría lugar en el futuro a numeroso conflictos entre la Iglesia y la Corona (especialmente en el siglo XVIII). Las donaciones a laicos fueron escasas en esta época.

A mediados del siglo XII, el gran alfoz de Huete comenzó a desmenbrarse: Alcocer en 1154 y Pareja en 1156 (fechas probables de su conquista por Alfonso VII) se donaron al obispado de Sigüenza, lo mismo que Beteta en 1166; Córcoles se dió al recientemente fundado monasterio de Monsalud (1169); Vindel a un tal Don Gil en 1183; cuando se tomó Cuenca en 1177 y se creó su obispado, también se le dieron pueblos y villas: nuevamente Pareja dejó de ser de la diócesis de Sigüenza y pasó a formar un señorio del obispo de Cuenca, permaneció así hasta el siglo XIX. En 1234 Quadra, Anguix y, sobre todo Zorita, se dieron a la orden de Calatrava hasta la desaparición de ésta, etc.
Alcocer y dos lugares más pasaron posteriormente -en tiempos de Don Juan Manuel- a formar el infantado. Desde entonces su historia está vinculada a las diversas familias que han llevado el título y cuya documentación se conserva, en parte, en el Archivo Histórico Nacional (fondo “Osuna”).
Algunos datos más sobre Alcocer en el siglo XII:
  • En 1154 Alfonso VII la donó a la iglesia-catedral de Sigüenza. Tenía villa y castillo.
  • En 1179, al crearse la nueva diócesis de Cuenca, conquistada dos años antes, se tomaron territorios de la diócesis de Toledo y Sigüenza. Alfonso VIII dió a la nueva diócesis Alcocer, Pareja, Peralveche y algunas aldeas. Pareja y Peralveche siguieron siendo hasta el siglo XIX señorio de los obispos de Cuenca; Alcocer pasó muy poco después a poder de D. Pedro Manrique de Lara, Conde de Molina.
  • En 1183 Don Pedro Manrique de Lara y su hermana doña María dan la villa y castillo de Alcocer a la orden de Calatrava, que ya contaba en su señorio con otros lugares de la zona, especialmente Zorita.
  • En fecha incierta, cuando Zorita se da a la orden de Calatrava y se hace el deslinde de su término, se menciona a Pareja y Alcocer, “cuyos dichos términos justificaron tener almoguera”, por su importancia. Posteriormente, “El Infantado” se constituyó con Alcocer, Salmerón y Valdeolivas.

Fuentes:

  • En el Archivo Histórico Nacional, “Sección Osuna” se conservan los documentos relativos a la Casa del Infantado, incluyendo documentos de la Casa de Pastrana.
  • En el Archivo Municipal de Alcocer debe haber documentación de los últimos siglos, al menos si no se ha perdido o destruido.
  • Lo mismo en el Archivo Parroquial de Alcocer, aunque parte de su documentación puede estar en el Archivo Diocesano de Cuenca (copias de bautismos, matrimonios, defunciones, etc.).
  • En la Real Academia de la Historia, Colección Salazar.
  • Archivo del Monasterio de San Miguel del Monte, que si no se destruyó, debe conservarse, al menos en parte, en el Archivo Histórico Nacional, Sección Clero.
  • Archivo Judicial de Sacedón para este último siglo. Alcocer perteneció con anterioridad al desaparecido partido judicial de Pastrana.