jueves, 29 de marzo de 2007

SANTA CLARA DE ALCOCER EN ESTADOS UNIDOS, ARTÍCULO PUBLICADO EN NUEVA ALCARRIA

Santa Clara de Alcocer en Estados Unidos.

Un manuscrito que narra la historia del monasterio de Santa Clara de Alcocer reaparece en Estados Unidos.

Doña Mayor Guillén de Guzmán ha sido y será un personaje histórico inquietante y profundamente enraizado con la historia de la Alcarria de Guadalajara. Su huella quedó impregnada en nuestra tierra, Alcocer, Sigüenza, Cifuentes y otros muchos pueblos y ciudades son buenos ejemplos de ello.

Nacida en el seno de una familia prominente de la Corte de Fernando III, hija de don Guillén Pérez de Guzmán, adelantado mayor de Andalucía. Su hermano fue Pedro de Guzmán, adelantado mayor de Castilla y padre del famoso Guzmán el Bueno. Tal y como ocurriría con otras jóvenes de la época, Doña Mayor pasó su juventud en la Corte y allí fue donde conoció al entonces príncipe don Alfonso.

Doña Mayor era una mujer muy hermosa, cabellos rubios, ojos claros, figura esbelta. Rápidamente encandiló al príncipe Alfonso que, a su pesar, fue prometido con Doña Violante de Aragón. No obstante durante los años de juventud, el primer amor de Alfonso X fue doña Mayor. Fruto de esta relación nació doña Beatriz, hija bastarda del Rey pero que don Alfonso no dudo en alzar al rango de princesa, entregándola en matrimonio al príncipe Alfonso III de Portugal y convirtiéndola en futura reina del país vecino.

Nunca olvidaría el rey Alfonso X los gratos momentos que pasó con doña Mayor, así lo demostró haciendo donación de los pueblos que conformaban la posteriormente conocida como Hoya del Infantado (Alcocer, Salmerón, Valdeolivas, etc.). A partir de este momento comienza el retiro espiritual de doña Mayor que, tratando de olvidar el pasado, funda el monasterio de las monjas clarisas de Alcocer para allí pasar el resto de sus días.

Fueron tantas las gracias y mercedes que doña Mayor tuvo hacia las monjas clarisas que estas mantuvieron una piadosa devoción durante siglos a la que fuera su fundadora.

Cien años después de la muerte de doña Mayor, deciden las monjas llevar al papel todo lo ocurrido desde la fundación del convento. Así van narrando año tras año, siglo tras siglo, su historia, posesiones, gracias y mercedes de reyes, bulas papales, etc.

Este manuscrito, escrito por diferentes plumas a lo largo de los siglos, desapareció tras la guerra civil. El sepulcro de doña Mayor, una gran obra funeraria del siglo XIII en madera policromada, corrió la misma suerte. Don Juan Catalina García, en sus “Relaciones topográficas de España”, habla de la existencia de un cuaderno manuscrito que se conservaba en el convento y que contenía valiosas noticias sobre Doña Mayor, noticias históricas, bulas, cartas reales, etc. Se trataba de un traslado hecho en 1720 por Fr. Gregorio de Heredia de un original que se escribió en 1656.

Ricardo de Orueta, en su libro “La escultura funeraria de España”, lo da por desaparecido – “Actualmente es muy posible que este precioso documento se haya extraviado, pues la Comunidad, a la que pregunté por él, no supo darme noticias”-. No obstante, casi cien años después, este manuscrito reaparece en Estados Unidos, mas concretamente en la Universidad de Massachusetts. Fue comprado por esta universidad en la Librería Valdés de Oviedo en el año 2003. La razón por la que el manuscrito corrió esta suerte no la podemos conocer pero, tal y como ha ocurrido con otras importantes piezas de nuestro patrimonio histórico, era de esperar.

Fruto de la casualidad o quizás del destino, leí una colaboración del profesor don David Arbesú Fernández en una revista de investigación de la citada universidad. Se cita a este manuscrito como la joya de la colección de la que dispone dicho centro:

“La última joya de lo que fue en su día el monasterio de Santa Clara de Alcocer (Guadalajara, España) es un manuscrito que se encuentra en el Massachusetts Center for Renaissance Studies. Hace unos años tuve la ocasión de examinar toda la colección de manuscritos de dicho centro, redactando en el año 2003 un catálogo muy general de sus manuscritos españoles. La mayor parte de éstos fueron adquiridos hace unos diez años en la Librería Valdés de Oviedo (Asturias), y entre ellos se encuentra el desaparecido manuscrito del monasterio de las Clarisas. Hace aproximadamente un año se puso en contacto conmigo el Sr. Jaime Illanes Cortés, apasionado de la historia de Guadalajara, cuyo afán por encontrar el manuscrito perdido le hizo localizarlo, finalmente, en las páginas de mi catálogo. Hasta ahí lo que yo creía uno más de los MSS de la biblioteca de la Universidad de Massachusetts, pues poco me imaginaba yo entonces el interés de los investigadores locales por este documento”. David Arbesú Fernández.

Aquí tenemos otro ejemplo claro del destino que han corrido tantos manuscritos, obras de arte, documentos históricos de nuestra tierra que han ido a parar a manos ajenas. Salvando la tristeza que esto me produce, es de agradecer que al menos un español se esté ocupando de su conservación

Jaime Illanes Cortés
Para recibir artículo original publicado contactar conmigo en jaime.illanes@gmail.com